Un nutrido grupo de comerciantes de la ciudad inglesa de Bristol ha encontrado el apoyo del ayuntamiento local para imprimir una moneda propia con el objetivo de que, en tiempos de crisis, "el dinero no se vaya de la ciudad".
La libra de Bristol, que equivaldrá a una libra esterlina, entrará en circulación en mayo a través de billetes y de cuentas bancarias, gracias al apoyo de una cooperativa financiera local, la Bristol Credit Union.
"Una moneda propia facilita que el dinero gastado en Bristol se quede en Bristol y aumenta el beneficio que cada libra supone para los negocios locales y las personas de a pie", explican los responsables del proyecto en su página web.
En ese sentido, la directora de la iniciativa, Ciaran Mundym, expresó a la cadena británica BBC su miedo a que "las grandes compañías se lleven el dinero" de las ciudades pequeñas y que los recursos terminen "en su sistema financiero, normalmente en Londres y en el mercado exterior".
Para evitar esa contingencia, más de un centenar de negocios locales aceptarán billetes de una, cinco, diez y veinte libras de Bristol, cuyo diseño todavía no está decidido, así como pagos electrónicos en la nueva moneda.
La idea de crear una divisa alternativa a la libra esterlina no es nueva en Inglaterra, ya que en el periodo de 2007 a 2009 se iniciaron, al menos, cuatro monedas locales, una de ellas en el barrio londinense de Brixton.
Lo que diferenciará a la libra de Bristol es el apoyo del ayuntamiento local, que permitirá a los comerciantes asociados al proyecto pagar sus impuestos municipales en la nueva moneda.
El consistorio pretende facilitar así la implantación de la divisa y evitar una de las mayores preocupaciones de los pequeños negocios: acumular una gran cantidad de libras de Bristol y no tener la posibilidad de gastarlas.
Una de las condiciones que se imponen a los comercios para adherirse al proyecto es que sus dueños vivan en la ciudad o sus alrededores, con el objetivo de "proteger al pequeño comercio frente a las grandes cadenas".
El abogado Stephen Clarke, que trabaja para impulsar la libra de Bristol de forma voluntaria, apuntó que "en tiempos duros como estos hay que apoyar a los comercios locales".
Clarke lamentó que las calles principales de las ciudades británicas se estén convirtiendo en "clones las unas de las otras", ya que "cada vez que cierra un pequeño comercio abre en su lugar una gran cadena de tiendas o de supermercados".
Uno de los últimos pasos que todavía faltan por dar para alumbrar la libra de Bristol es consensuar el diseño de los billetes, para lo que los impulsores de la iniciativa han puesto en marcha un concurso público.
La libra de Bristol, que equivaldrá a una libra esterlina, entrará en circulación en mayo a través de billetes y de cuentas bancarias, gracias al apoyo de una cooperativa financiera local, la Bristol Credit Union.
"Una moneda propia facilita que el dinero gastado en Bristol se quede en Bristol y aumenta el beneficio que cada libra supone para los negocios locales y las personas de a pie", explican los responsables del proyecto en su página web.
En ese sentido, la directora de la iniciativa, Ciaran Mundym, expresó a la cadena británica BBC su miedo a que "las grandes compañías se lleven el dinero" de las ciudades pequeñas y que los recursos terminen "en su sistema financiero, normalmente en Londres y en el mercado exterior".
Para evitar esa contingencia, más de un centenar de negocios locales aceptarán billetes de una, cinco, diez y veinte libras de Bristol, cuyo diseño todavía no está decidido, así como pagos electrónicos en la nueva moneda.
La idea de crear una divisa alternativa a la libra esterlina no es nueva en Inglaterra, ya que en el periodo de 2007 a 2009 se iniciaron, al menos, cuatro monedas locales, una de ellas en el barrio londinense de Brixton.
Lo que diferenciará a la libra de Bristol es el apoyo del ayuntamiento local, que permitirá a los comerciantes asociados al proyecto pagar sus impuestos municipales en la nueva moneda.
El consistorio pretende facilitar así la implantación de la divisa y evitar una de las mayores preocupaciones de los pequeños negocios: acumular una gran cantidad de libras de Bristol y no tener la posibilidad de gastarlas.
Una de las condiciones que se imponen a los comercios para adherirse al proyecto es que sus dueños vivan en la ciudad o sus alrededores, con el objetivo de "proteger al pequeño comercio frente a las grandes cadenas".
El abogado Stephen Clarke, que trabaja para impulsar la libra de Bristol de forma voluntaria, apuntó que "en tiempos duros como estos hay que apoyar a los comercios locales".
Clarke lamentó que las calles principales de las ciudades británicas se estén convirtiendo en "clones las unas de las otras", ya que "cada vez que cierra un pequeño comercio abre en su lugar una gran cadena de tiendas o de supermercados".
Uno de los últimos pasos que todavía faltan por dar para alumbrar la libra de Bristol es consensuar el diseño de los billetes, para lo que los impulsores de la iniciativa han puesto en marcha un concurso público.
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