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México ha logrado reducir a la mitad el volumen de petróleo robado, aunque las medidas puestas en marcha están llevando a algunos ladrones a idear estrategias mucho más sofisticadas y a veces más riesgosas, dijeron funcionarios del Gobierno.
Con ayuda del Ejército, el monopolio petrolero estatal Pemex dice haber disminuido la cantidad de combustibles y petróleo crudo robados, pero se cree que los delincuentes aún ganan cientos de millones de dólares al año con tomas clandestinas en la vasta, pero casi desprotegida red de ductos del país.
La creciente participación de violentos cárteles de la droga en el negocio y la explosión de un ducto el mes pasado que dejó 30 muertos, han hecho que autoridades enfoquen su atención en un problema que es endémico en el séptimo mayor productor de crudo del mundo.
Pemex ha reforzado la seguridad y ha agregado sensores a los ductos para detectar conexiones ilegales, lo que ayudó a que el año pasado el volumen de combustible robado bajara a 1.7 millones de barriles, desde los casi 5 millones del 2008.
Pero los delincuentes no se han alejado del lucrativo negocio.
"Hemos visto cambios. Ya están haciendo tomas en (ductos de propano). Hemos visto unas dobles tomas que los delincuentes usan para inyectar agua al ducto para burlar los detectores de caídas de presión", dijo el director general de Pemex, Juan José Suárez, durante una comparecencia ante congresistas la semana pasada.
Tradicionalmente, los ladrones de combustible se enfocan en el robo de gasolina y diesel para venderlo en el mercado negro.
Pero parece que el petróleo crudo está ganando interés. Dos oleoductos registraron la mayor cantidad de tomas ilegales el año pasado, 191, desde apenas cinco en el 2005.
Pemex cree que los ladrones robaron unos 10,000 barriles de crudo por día en el 2010, con un valor diario aproximado de 700,000 dólares.
Aporte de cárteles
Los funcionarios dicen públicamente que lo más probable es que el crudo robado termine en manos de usuarios industriales como fabricantes de ladrillos, que lo usan en lugar del combustible industrial conocido como "boiler fuel".
Pero en privado, admiten que los delincuentes posiblemente lo están sacando ilegalmente del país.
Se cree que los cárteles del narcotráfico proveen su conocimiento de rutas de contrabando hacia Estados Unidos a las bandas de ladrones de combustible, frecuentemente compuestas por trabajadores petroleros activos o retirados, a quienes extorsionan a cambio de protección.
Documentos judiciales muestran que México y Estados Unidos creen que el cártel de los Zetas ayudó a traficar hacia Texas 300 millones de dólares en condensado, un subproducto líquido del gas natural que se usa para fabricar plásticos.
Esto habría sido posible mediante sobornos a oficiales aduaneros utilizando documentos falsos y contratando intermediarios para vender el producto a algunas de las más grandes firmas químicas del mundo.
Algo similar podría hacerse fácilmente con el crudo, y sería difícil de detectar dado el gigantesco tamaño del mercado petrolero. Funcionarios de Pemex dicen que el origen del crudo robado puede ocultarse fácilmente mezclándolo con crudo obtenido legalmente.
Pemex ha prometido que seguirá invirtiendo en tecnología para detectar y cerrar tomas ilegales y está presionando para que se aumenten las penas contra la posesión de combustible robado.
Pero la mayor seguridad ha producido un incremento en el número de tomas ilegales pues en la medida en que los delincuentes buscan evadir a las patrullas del Ejército hacen nuevas tomas en vez de usar las ya establecidas, según funcionarios de Pemex.
Pemex encontró el año pasado 712 conexiones a su red de ductos, casi el doble de los del 2009 y cinco veces más que las detectadas en el 2005.
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