Paul Volcker dio a conocer la noticia tan sonada a nivel mundial (o al menos en los círculos fiscales) la semana pasada, cuando trajo malas nuevas a todos los que pagan impuestos. Dijo que es hora de considerar uno más: el impuesto al valor agregado (IVA), ese impuesto sobre el consumo tan usado en todo el Atlántico.
"Si la conclusión es que necesitamos aumentar los impuestos, deberíamos hacerlo", dijo el encargado de la Junta de Supervisión de la Recuperación Económica del presidente Barack Obama. Agregó que el IVA, como se le llama, "no es una idea tóxica" como alguna vez creímos, sino que en realidad Estados Unidos es el único país desarrollado que no tiene este impuesto.
Con 1.5 billones de dólares de déficit federal en una deuda creciente de más de 12 billones de dólares, no es ninguna sorpresa que los expertos y los políticos de varios perfiles, incluyendo a la vocera de la Cámara, Nancy Pelosi y a N. Gregory Mankiw, ex asesor económico del ex presidente George W. Bush, estén contemplando la idea de imponerlo.
"A menos que el presidente revise los planes de gastos de forma sustancial, no habrá más opción que encontrar una fuente importante de ingresos gubernamentales. Un IVA podría ser lo mejor entre un conjunto de alternativas malas", escribió Mankiw en el New York Times.
Puede tener un impacto menos potente que el aumento del ingreso de los impuestos corporativos, según los economistas. El impuesto al valor agregado, inventado en 1954 por la autoridad fiscal francesa Maurice Lauré, se recolecta por el Gobierno en etapas a mientras el producto se desplaza en la economía.
Cómo se aplica el IVA
Tomemos como ejemplo un suéter de lana. Con un IVA, el granjero de la oveja y el dueño de la tienda de ropa (y todos los que están en la cadena que los une) suman el impuesto al precio de su producto. Pero la ventaja es que el precio sumado no es acumulativo para los negocios y los productores, porque todos terminan pagando su porción. En cada etapa, el comprador recibe una factura del impuesto que se presenta a los recolectores del impuesto gubernamental. Después, el comprador recibe un rembolso del impuesto que ya pagó la persona previa en la cadena. Claro que el Gobierno obtiene toda la venta de los impuestos, sólo que la recibe en una pequeña porción (para una explicación de cómo funciona, ver el artículo de Shawn Tully que detalla el proceso).
Pero no todos los IVA se crean de la misma forma.
En Europa, las tasas varían de país a país, y muchos productos, como la comida y la ropa infantil, están exentos, lo que ocasiona algunos dilemas desconcertantes y casi ridículos. En una editorial de opinión del Wall Street Journal, Irwin Stelzer, del Instituto Hudson, destacó que la exención de la ropa infantil en el Reino Unido implicó que los funcionarios tuvieran que decidir qué talla de brassiere marca la diferencia entre una niña y una mujer (la respuesta es 34B).
Michael Graetz, un profesor de derecho fiscal de la Universidad de Columbia y autor de 100 millones de devoluciones innecesarias, presenta este ejemplo: un conejito de chocolate, ¿es comida porque lo comes, o es un juguete? "Algunos países obviamente tienen una mejor respuesta que otros".
¿Quién lo hace mejor? Los expertos fiscales y los economistas señalan que un buen ejemplo es Nueva Zelanda, donde se aplica un impuesto sobre bienes y servicios de 12.5% uniformemente sobre casi todo, con muy contadas exenciones como la renta pagada por una casa propia, contribuciones caritativas y los intereses ganados.
"En Nueva Zelanda funciona de una forma muy pura", dijo Eric Toder, economista en el Centro de Políticas Fiscales y ex consultor del Departamento del Tesoro de Nueva Zelanda. Toder analizó en su informe los impactos económicos de varios modelos distintos del IVA para el centro. "A la población le gusta; la gente cree que es junto porque no exenta a algunas personas e incluye a otras".
La tentación del IVA
Los críticos temen que un IVA en Estados Unidos pueda invitar a la creación de lodazales arbitrarios en las exenciones fiscales. Los políticos no dudarán en proteger a los negocios locales, y a las causas de las mascotas intentando excluirlas del impuesto. Una vez que se imponga, la recaudación será más fácil que recolectar un impuesto típico porque la cadena recogerá pequeños pedazos del total.
Otra preocupación: como el IVA es un impuesto sobre el consumo, puede lastimar a aquellos que tienen los ingresos más bajos. Una solución, propuesta con el experto fiscal Graetz, es el uso de tarjetas de crédito. En la caja registradora, los tenedores de tarjetas podrán escanear su tarjeta y obtener un crédito fiscal inmediato. El Gobierno podrá recoger los beneficios del impuesto en la cadena de producción, pero no afectará a los consumidores de bajos ingresos.
El modelo que use Estados Unidos, y el impuesto que imponga al final, será materia de un furioso debate político en los próximos meses. Los conservadores y opositores al impuesto lo odian. "No hay nada que nos guste, sólo hará crecer al Gobierno. El establecimiento político está rogando que haya más ingresos. Pensar que el IVA va a curar el déficit es como darle a un alcohólico las llaves de una vinatería", dijo Daniel Mitchell, del libertario Instituto Cato.
Pero, según quienes están a favor del impuesto, si no se hace nada pronto, el enorme déficit del país, al igual que la carga de la deuda, ocasionarán una resaca fiscal similar a la que Grecia está enfrentando.
"Nos dirigimos hacia el desastre", dijo el profesor de asuntos públicos de la Universidad Syracuse, Len Burman, y ex presidente del Centro de Políticas Fiscales, quien favorece la adaptación de un impuesto al valor agregado para cubrir los costos del cuidado a la salud. "Cualquiera que no esté cegado por la ideología sabe que vamos a necesitar otra fuente de ingresos". Los antecedentes del impuesto al valor agregado lo convierten en un candidato apto para rellenar la brecha. "La adopción del IVA comprueba sus ventajas", escribieron Simon James y Clinton Alley, de la Universidad de Exeter.
Pero, ¿ha ayudado a liberar la presión fiscal? En Nueva Zelanda, contribuye cerca del 25% del ingreso general del Gobierno, y el Centro de Políticas Fiscales proyectó en diciembre que un IVA del 5% en Estados Unidos generará cerca de 3 billones de dólares en ingresos para el año 2019. Esta cifra no es suficiente para cubrir las enormes obligaciones de deuda de Estados Unidos, pero por algo se empieza. La pregunta es si los políticos podrán mantenerlo en su forma más pura, como la lana de Nueva Zelanda.
"Si la conclusión es que necesitamos aumentar los impuestos, deberíamos hacerlo", dijo el encargado de la Junta de Supervisión de la Recuperación Económica del presidente Barack Obama. Agregó que el IVA, como se le llama, "no es una idea tóxica" como alguna vez creímos, sino que en realidad Estados Unidos es el único país desarrollado que no tiene este impuesto.
Con 1.5 billones de dólares de déficit federal en una deuda creciente de más de 12 billones de dólares, no es ninguna sorpresa que los expertos y los políticos de varios perfiles, incluyendo a la vocera de la Cámara, Nancy Pelosi y a N. Gregory Mankiw, ex asesor económico del ex presidente George W. Bush, estén contemplando la idea de imponerlo.
"A menos que el presidente revise los planes de gastos de forma sustancial, no habrá más opción que encontrar una fuente importante de ingresos gubernamentales. Un IVA podría ser lo mejor entre un conjunto de alternativas malas", escribió Mankiw en el New York Times.
Puede tener un impacto menos potente que el aumento del ingreso de los impuestos corporativos, según los economistas. El impuesto al valor agregado, inventado en 1954 por la autoridad fiscal francesa Maurice Lauré, se recolecta por el Gobierno en etapas a mientras el producto se desplaza en la economía.
Cómo se aplica el IVA
Tomemos como ejemplo un suéter de lana. Con un IVA, el granjero de la oveja y el dueño de la tienda de ropa (y todos los que están en la cadena que los une) suman el impuesto al precio de su producto. Pero la ventaja es que el precio sumado no es acumulativo para los negocios y los productores, porque todos terminan pagando su porción. En cada etapa, el comprador recibe una factura del impuesto que se presenta a los recolectores del impuesto gubernamental. Después, el comprador recibe un rembolso del impuesto que ya pagó la persona previa en la cadena. Claro que el Gobierno obtiene toda la venta de los impuestos, sólo que la recibe en una pequeña porción (para una explicación de cómo funciona, ver el artículo de Shawn Tully que detalla el proceso).
Pero no todos los IVA se crean de la misma forma.
En Europa, las tasas varían de país a país, y muchos productos, como la comida y la ropa infantil, están exentos, lo que ocasiona algunos dilemas desconcertantes y casi ridículos. En una editorial de opinión del Wall Street Journal, Irwin Stelzer, del Instituto Hudson, destacó que la exención de la ropa infantil en el Reino Unido implicó que los funcionarios tuvieran que decidir qué talla de brassiere marca la diferencia entre una niña y una mujer (la respuesta es 34B).
Michael Graetz, un profesor de derecho fiscal de la Universidad de Columbia y autor de 100 millones de devoluciones innecesarias, presenta este ejemplo: un conejito de chocolate, ¿es comida porque lo comes, o es un juguete? "Algunos países obviamente tienen una mejor respuesta que otros".
¿Quién lo hace mejor? Los expertos fiscales y los economistas señalan que un buen ejemplo es Nueva Zelanda, donde se aplica un impuesto sobre bienes y servicios de 12.5% uniformemente sobre casi todo, con muy contadas exenciones como la renta pagada por una casa propia, contribuciones caritativas y los intereses ganados.
"En Nueva Zelanda funciona de una forma muy pura", dijo Eric Toder, economista en el Centro de Políticas Fiscales y ex consultor del Departamento del Tesoro de Nueva Zelanda. Toder analizó en su informe los impactos económicos de varios modelos distintos del IVA para el centro. "A la población le gusta; la gente cree que es junto porque no exenta a algunas personas e incluye a otras".
La tentación del IVA
Los críticos temen que un IVA en Estados Unidos pueda invitar a la creación de lodazales arbitrarios en las exenciones fiscales. Los políticos no dudarán en proteger a los negocios locales, y a las causas de las mascotas intentando excluirlas del impuesto. Una vez que se imponga, la recaudación será más fácil que recolectar un impuesto típico porque la cadena recogerá pequeños pedazos del total.
Otra preocupación: como el IVA es un impuesto sobre el consumo, puede lastimar a aquellos que tienen los ingresos más bajos. Una solución, propuesta con el experto fiscal Graetz, es el uso de tarjetas de crédito. En la caja registradora, los tenedores de tarjetas podrán escanear su tarjeta y obtener un crédito fiscal inmediato. El Gobierno podrá recoger los beneficios del impuesto en la cadena de producción, pero no afectará a los consumidores de bajos ingresos.
El modelo que use Estados Unidos, y el impuesto que imponga al final, será materia de un furioso debate político en los próximos meses. Los conservadores y opositores al impuesto lo odian. "No hay nada que nos guste, sólo hará crecer al Gobierno. El establecimiento político está rogando que haya más ingresos. Pensar que el IVA va a curar el déficit es como darle a un alcohólico las llaves de una vinatería", dijo Daniel Mitchell, del libertario Instituto Cato.
Pero, según quienes están a favor del impuesto, si no se hace nada pronto, el enorme déficit del país, al igual que la carga de la deuda, ocasionarán una resaca fiscal similar a la que Grecia está enfrentando.
"Nos dirigimos hacia el desastre", dijo el profesor de asuntos públicos de la Universidad Syracuse, Len Burman, y ex presidente del Centro de Políticas Fiscales, quien favorece la adaptación de un impuesto al valor agregado para cubrir los costos del cuidado a la salud. "Cualquiera que no esté cegado por la ideología sabe que vamos a necesitar otra fuente de ingresos". Los antecedentes del impuesto al valor agregado lo convierten en un candidato apto para rellenar la brecha. "La adopción del IVA comprueba sus ventajas", escribieron Simon James y Clinton Alley, de la Universidad de Exeter.
Pero, ¿ha ayudado a liberar la presión fiscal? En Nueva Zelanda, contribuye cerca del 25% del ingreso general del Gobierno, y el Centro de Políticas Fiscales proyectó en diciembre que un IVA del 5% en Estados Unidos generará cerca de 3 billones de dólares en ingresos para el año 2019. Esta cifra no es suficiente para cubrir las enormes obligaciones de deuda de Estados Unidos, pero por algo se empieza. La pregunta es si los políticos podrán mantenerlo en su forma más pura, como la lana de Nueva Zelanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario